Como una Magdalena
22:24
La vendedora
de mi tienda favorita
tiene unas ojeras
que le llegan a los pies.
Solo hablamos
del género,
es decir
de las fundas de cojines
y cosas similares.
Una vez le pisé
sin querer el dedo meñique
y se le atragantaron
las lágrimas.
Hasta que se fue soltando
e inundó todo el suelo.
Parecía que nunca
hubiese llorado
o que su alma
acabara de darse a luz.
Ayer volví
a mi tienda favorita
y no estaba.
Me pregunto
si volverá.
Solo quiero
abrazarla
y decirle
que a mí también
cuando me pisan
lloro como una Magdalena
aunque no me arrepienta
de nada.
Meri Pas Blanquer
Cuadro de Isaiah Stephens
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